RACHEADO

     Y el 5 de octubre  llegó. Y una vez más la Casa de Aragón en Madrid me recibió  para presentar a mi noveno hijo literario: RACHEADO. Y una suerte estar acompañada en la mesa por tres poetas, tres amigos: Mar, Felipe y José Luis. Los tres recitaron mis poemas con el calor de su voz y su cercanía. Y una suerte estar acompañada por tantos amigos. Gracias por estar ahí. Gracias por leerme.

     Racheado ya no depende de mí. Creo que el papel del autor concluye con la puesta en escena de la presentación. Ahora es el turno de los lectores, a quien con gusto cedo y agradezco el protagonismo. Racheado es fruto de mi trabajo, de mi tesón, y de las ganas de seguir experimentando por el puro placer de escribir y de servirme de la palabra para expresar ese Yo que todos tenemos dentro. Y son los lectores quienes lo evalúan, lo juzgan y deciden si lo hacen suyo o no.     

     RACHEADO cuyos cinco apartados llevan el título de cinco vientos:  LEVANTE, CIERZO, PONIENTE, GREGAL Y TERRAL, vientos de los que me sirvo para acotar su estructura y donde cada uno recoge poemas con pretensión de agrupar forma y fondo, incluidos los poemas en prosa del último viento: el TERRAL, que aún pareciendo relatos son poemas, dado su lenguaje evocador en imágenes y sonoridades, la transmisión de impresiones fuertes y la carencia de personajes bien definidos.

     Desde mi punto de vista creo que escribir poesía es mucho más difícil que escribir narrativa o teatro. En narrativa, el escritor, apoyado en una trama y en un narrador, crea personajes, y a cada uno le confiere unas cualidades, unas características físicas y un actante, es decir, un papel en la historia a contar. Y los deja actuar, y ser ellos quienes con sus historias personales tiren de la estructura de la trama y conformen su historia que encaja y confluye en la historia que el escritor se propuso contar. 

     Escribir POESÍA, tal y como la siento e intento expresar, me resulta más complicado, no sólo de escribir, sino también de evaluar desde un punto de vista literario. En POESÍA el que habla es el escritor, el poeta. Su YO es el  que se desnuda. El POETA solo cuenta con su SPLEEN, es decir: su bazo, su bilis, su estado emocional, su melancolía, sus sentimientos, sus percepciones ante el paisaje y frente a los OTROS, en definitiva su ANGUSTIA VITAL, que debe expresar por medio de la palabra justa, después de acotar sentimientos sin irse por las ramas.

     En POESÍA no vale soltar un caudal de palabras por muy sujetas a una métrica que estén. Ni desahogar la creatividad encadenando un torrente de versos bien sonantes. En POESÍA hay que ser preciso, conciso. Ahorrar lastre superficial. En un poema todo el peso debe estar en la expresión sin artificios y sin adornos innecesarios. Hay que buscar el termino adecuado, ningún otro. Que sea la PALABRA la verdadera protagonista. Cuánto más desnudo un poema, mejor. Cada verso tiene que ser un dardo que llegue al receptor-lector. Directo y penetrante.

     Difícil tarea, arduo camino el de conseguir que un verso nos atrape, que una estrofa nos amarre y que un poema lo hagamos nuestro.

      Y al igual que escribir poesía creo que es más difícil que escribir narrativa, también creo que es más difícil su lectura. El poeta tiene que encontrar las palabras que de verdad expresen eso que le motiva a escribir, que le fluye y que igual que un volcán explosiona y sale a la superficie de la hoja en blanco. Y el lector, al leer un poema, o lo hace suyo porque lo entiende, o no lo entiende y lo descarta.

     La POESÍA debe leerse poco a poco, POEMA A POEMA. No  conviene darse un atracón que nos puede provocar rechazo. Y si un poema no nos gusta de entrada, quizá debamos darle otra oportunidad. Hay que  intentar aprender a  saborear y degustar esa lectura poética, igual que aprendemos a degustar y a valorar tantas cosas. A veces hay que dar oportunidades, también a un poema. También al poeta.   

     RACHEADO gira en torno a un YO INTERIOR, y a un YO EXTERIOR en relación con personas y lugares que me importan e inspiran, como MADRID: mi ciudad; MOROS: mi pueblo; TARIFA: mi playa; y LA PALMA: mi isla, en estos momentos tristemente mencionada y exhibida por la terrible erupción del volcán de Cumbre Vieja. La Palma es un paraíso que atrapa a la vez que te hace sentir intruso por la magnitud de su belleza salvaje, y a la que estoy deseando poder volver.

     Por estos cuatro entornos transcurre mi vida con cierta cotidianidad. Y los cuatro dejan en mí un poso de apego e inspiración que trasciende en lo que escribo. Y además del deslumbramiento de estos lugares que siento míos, está también mi relación con los OTROS, con el paso del TIEMPO, con la incertidumbre ante la PANDEMIA, o la admiración que me producen ciertos escritores, músicos, pintores…, a los que dedico poemas fruto de esa admiración. De todo y de todos aprendo. De todo y de todos me nutro,  y me hago.

     RACHEADO es el producto de mi día a día cotidiano, de lo cercano. De MI MUNDO, DE MI VIDA.  Espero que el libro encuentre su lector, sus lectores. Y ojalá que hagan suyo algún poema. Es mi hijo literario para el que deseo voz propia. Y a pesar de que mi admirado Fernando Pessoa escribió:

El poeta es un fingidor… 

     En mi caso, aseguro que RACHEADO es sangre de mi sangre.    

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